19 DE MARZO: SAN JOSÉ, ESPOSO DE MARÍA

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          En este 19 de marzo, un año más, contemplamos la figura de san José, “el esposo de María, de la cual nació Jesús”. asía nos dice el evangelio. La misión de san José será darle a Jesús la descendencia davídica. En la primera lectura veíamos la profecía de Natán, donde le anuncia al rey David que un descendiente suyo establecerá un Reino que perdurará para siempre, contemplar a san José en el cumplimiento de su misión es destacar de él varias cosas, José no es simplemente el santo hierático que aparece siempre en segundo plano, sino que podemos decir de él:

1º. LA HUMILDAD DE JOSÉ. Siempre es un santo que se nos presenta a la sombra de Jesús y a la sombra de María, nunca destaca, es el humilde carpintero siempre atento al cumplimiento de su misión.

2º. LA FE DE JOSÉ. Siempre destacamos la fe de María y es cierto ella es la mujer de fe por excelencia, pero con demasiada facilidad olvidamos la fe de José y, al igual que María la fe de José es equiparable a la de Abraham. María aceptó ser la Madre de Dios sin concurso de varón, pero José recibió la Palabra de Dios que le dijo: “José, hijo de David, no temas acoger a María, tu mujer, porque la criatura que hay en ella viene del Espíritu Santo. Dará a luz un hijo y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de los pecados” y José acogerá esta Palabra con la misma fe y disponibilidad de María.

3º. LA OBEDIENCIA DE JOSÉ. La fe con la José acoge la Palabra de Dios, hará que, como en María, se traduzca en una obediencia radical a esa misma Palabra. Obediente para llevar consigo a María y al hijo que había en sus entrañas, obediente cuando arriesga su vida para proteger al Niño y a la madre, llevándolos a Egipto, obediente volviendo a su aldea de Nazaret criando al Hijo de Dios y manteniendo a su familia en una oscuridad tal que ni el evangelio dice nada.

4º LA JUSTICIA DE JOSÉ. Pero si algo que me impresiona es la justicia de José, José, el hombre justo. Nos dice el evangelio: “María, su madre, estaba desposada con José y, antes de vivir juntos, resultó que ella esperaba un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, como era justo y no quería difamarla, decidió repudiarla en privado”. José “era justo”, a los ojos de los de los israelitas si José era realmente justo, siguiendo las órdenes del sacrosanto Sanedrín de Israel, el tribunal de Dios, tendría que haber denunciado a su esposa. Pero José sabía que eso implicaba la muerte por apedreo y José sabía perfectamente que no era él el dueño de la vida y de la muerte y por eso opta por la vía del repudio. Entonces ¿cuál era la justicia de José? La justicia de José era la justicia de Dios, una justicia basada en el perdón, la misericordia y el amor, no como la justicia de los hombres.

         También, hace ya muchos años, se celebra en este día de san José el día del seminario, puesto que san José, al ser el “educador del que es el único sumo y eterno sacerdote” se le considera el primer rector de seminario, de aquel seminario que la humilde carpintería de Nazaret. Por eso la Iglesia nos pide a todos que, aunque sea en nuestra clausura domiciliaria, no olvidemos rezar por nuestros seminaristas mayores y menores para que sean, como dijo el Papa san Juan Pablo II en su primera visita a España, en el encuentro que tuvo con todos los seminaristas españoles en el seminario de Moncada, en Valencia el 8 de noviembre de 1982: “Os pido que meditéis conmigo estos tres aspectos que ya he mencionado: Fidelidad a Cristo, a la Iglesia y a la propia vocación y misión”. Recemos también por las vocaciones en la Iglesia, para que no falten pastores en la Iglesia de Jesucristo que sean auténticos resonadores de la Palabra de Dios y dispensadores de los Misterios de Cristo.

         Y, no podía ser de otra manera, pidamos a san José, el santo más cercano al Hijo de Dios, que interceda ante el que en la tierra le obedeció como a un padre para que nos libre de esta peste que está padeciendo la humanidad que sanen los enfermos, se extinga la enfermedad y que a los que tengan que partir de este mundo les reciba con abrazo de Padre y los presente ante la Gloria del que en la tierra pasó por su hijo.

         SAN JOSÉ, ESPOSO DE MARÍA, RUEGA POR NOSOTROS.

Manuel Romanos Genzor.

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