Este 14 de agosto se celebra a San Maximiliano María Kolbe, sacerdote y miembro de la orden de los frailes menores conventuales, que murió mártir en un campo de concentración nazi al ofrecer su vida a cambio de la de un padre de familia condenado a muerte.
Durante la Segunda Guerra Mundial, fue apresado y enviado a campos de concentración en Alemania y Polonia, aunque fue liberado. Sin embargo, en 1941, los nazis volvieron a detenerlo y lo destinaron al campo de concentración de Auschwitz.
El 3 de agosto de ese año, un preso escapó y, como represalia, el comandante del campo ordenó escoger a diez cautivos para ser condenados a morir de hambre. San Maximiliano ofreció su vida a cambio de la del sargento polaco Franciszek Gajowniczek, quien había suplicado: «Dios mío, yo tengo esposa e hijos».
En esa celda, el sacerdote alentó en la fe a sus compañeros, con oraciones y cantos. Dos semanas después, solo el santo permanecía con vida. Necesitando la celda para otros reos, los nazis decidieron acabar su vida inyectándole ácido carbónico en la vena.