PALABRA DE DIOS
Lectura del libro de los Hechos de los apóstoles.
En aquellos días, Pedro tomó la palabra y dijo:
«Vosotros conocéis lo que sucedió en toda Judea, comenzando por Galilea, después del bautismo que predicó Juan. Me refiero a Jesús de Nazaret, ungido por Dios con la fuerza del Espíritu Santo, que pasó haciendo el bien y curando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él.
Nosotros somos testigos de todo lo que hizo en la tierra de los judíos y en Jerusalén. A este lo mataron, colgándolo de un madero. Pero Dios lo resucitó al tercer día y le concedió la gracia de manifestarse, no a todo el pueblo, sino a los testigos designados por Dios: a nosotros, que hemos comido y bebido con él después de su resurrección de entre los muertos.
Nos encargó predicar al pueblo, dando solemne testimonio de que Dios lo ha constituido juez de vivos y muertos. De él dan testimonio todos los profetas: que todos los que creen en él reciben, por su nombre, el perdón de los pecados».
Palabra de Dios.
Salmo
R/. Este es el día que hizo el Señor: sea nuestra alegría y nuestro gozo
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
Diga la casa de Israel:
eterna es su misericordia. R/.
«La diestra del Señor es poderosa,
la diestra del Señor es excelsa».
No he de morir, viviré
para contar las hazañas del Señor. R/.
La piedra que desecharon los arquitectos
es ahora la piedra angular.
Es el Señor quien lo ha hecho,
ha sido un milagro patente. R/.
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses Hermanos:
Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba, donde Cristo está sentado a la derecha de Dios; aspirad a los bienes de arriba, no a los de la tierra.
Porque habéis muerto; y vuestra vida está con Cristo escondida en Dios. Cuando aparezca Cristo, vida vuestra, entonces también vosotros apareceréis gloriosos, juntamente con él. Palabra de Dios
Lectura del santo evangelio según san Juan.
El primer día de la semana, María la Magdalena fue al sepulcro al amanecer, cuando aún estaba oscuro, y vio la losa quitada del sepulcro.
Echó a correr y fue donde estaban Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús amaba, y les dijo:
«Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto».
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los dos corrían juntos, pero el otro discípulo corría más que Pedro; se adelantó y llegó primero al sepulcro; e, inclinándose, vio los lienzos tendidos; pero no entró.
Llegó también Simón Pedro detrás de él y entró en el sepulcro: vio los lienzos tendidos y el sudario con que le habían cubierto la cabeza, no con los lienzos, sino enrollado en un sitio aparte.
Entonces entró también el otro discípulo, el que había llegado primero al sepulcro; vio y creyó.
Pues hasta entonces no habían entendido la Escritura: que él había de resucitar de entre los muertos.
Palabra del Señor.
MEDITACIÓN
FELIZ PASCUA, es el saludo que intercambiamos esta mañana por redes sociales, móviles etc. todos los que hemos vivido en estos días en la soledad del hogar, el misterio de la muerte y resurrección del Hijo de Dios. Pero debemos tener en cuenta que la felicitación pascual no puede limitarse a un mero saludo, sino que tiene que ser un compromiso mutuo de ser testigos de la Pascua, pues sigue habiendo en nuestra sociedad personas que sufren, sobre todo en estos días que no encuentran sentido a su vida, que han perdido la esperanza.
Hemos celebrado en estos días, en soledad de nuestras casas, la Pasión y muerte de Jesús, hoy en el amanecer del primer día de la semana vemos a María Magdalena que se dirige al sepulcro cuando aún estaba oscuro: Oscuridad, sepulcro… Son los signos de la muerte, pero Jesús no está en medio de estos signos de muerte, el sepulcro está vacío y María Magdalena se asusta, no entiende y corre a los apóstoles, a Pedro y a Juan, al discípulo que tanto quería Jesús y cuando estos llegan al sepulcro, y contemplan, como la Magdalena, los signos de la muerte, sin entender del todo lo sucedido, es este discípulo amado por Jesús el que, al no ver a Jesús con los signos de la muerte, al estar el sepulcro vacío, nos dice el evangelista: “vio y creyó”, el que había compartido el dolor del Maestro, permaneciendo al pie de la cruz, el que había permanecido en la cena, corazón con corazón con Jesús es el primero en creer aquello que el Maestro tantas veces les dijo: Al tercer día resucitaré.
“Nosotros somos testigos” Son las palabras de Pedro, son testigos porque Jesús se “ha dejado ver a los testigos que Él había designado”. Los apóstoles han tenido este encuentro con el Resucitado, han tenido una experiencia íntima y profunda de vivir en Cristo y esto los ha constituido testigos del Resucitado. También nosotros que en, el bautismo, fuimos edificados, como Iglesia, sobre el cimiento de los apóstoles, hemos sido constituidos testigos de la Resurrección, pero para ello, tenemos que partir del encuentro con Cristo Resucitado.
Pero este encuentro es posible porque es el mismo Cristo resucitado el que nos busca, el que sale a nuestro encuentro y nosotros no nos percatamos de su presencia porque lo buscamos en los lugares inapropiados. Para realizar este encuentro tenemos que oír la voz del Señor que nos dice: “irá delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo”. Por ello no tendremos que buscarlo en acontecimientos extraordinarios sino en nuestra “Galilea”, vamos a Galilea a buscar a tantos hermanos nuestros que caminan en tinieblas porque tienen sed de esperanza, de sentido, de luz, sobre todo en estos días de tinieblas y dolor. A todos estos tenemos que llevarles la luz de la Resurrección, que es la única que puede dar sentido a sus vidas, para todos estos tenemos que ser sembradores de esperanza, testigos de Cristo Resucitado con nuestra palabra y, sobre todo, con nuestra vida.